Tradicionalmente los córvidos y las rapaces nocturnas han sido consideradas enemigos acérrimos y así lo han contado múltiples leyendas y cuentos infantiles (Leyenda del Panchatranta del siglo III AC, el cuento de “La guerra de los pájaros” del conde Lucanor…)(más información en https://corvidresearch.blog/2015/11/15/why-the-crow-is-black-and-other-mythology/). Esta idea tiene mucho de cierto, ya que la mayoría de córvidos atacan a los búhos cuando los detectan durante el día y a su vez, las especies de búho de mayor tamaño incluyen a los córvidos dentro de su dieta.
Por este motivo, cuando en la primavera de 2014 me encontré en Ablitas un nido de chovas piquirrojas / Red-billed Chough (Pyrrhocorax pyrrhocorax) con 4 pollos casi emplumados instalado en el techo de una de las cajas que teníamos colocadas para las lechuzas / Barn Owl (Tyto alba), lo último que esperaba era que, dentro de la caja, estuvieran criando las lechuzas. Tras anillar las chovas, volví a subir para dejarlas en el nido y a poco me caigo de la escalera cuando me salió el adulto de la lechuza! Tras el susto, revisé el interior del nidal y ahí estaban 5 pollos de lechuza como 5 soles.
Nido "duplex" con 4 pollos de chova sobre la caja y otros 5 de lechuza en el interior |
Esa primavera no
encontramos ningún otro nido “dúplex”, por lo que pensamos que se trataría de
la anécdota. Sin embargo, en la primavera de 2015 fueron 16 los nidales
ocupados simultáneamente por las lechuzas dentro y las chovas encima y otros
tantos en 2017 cuando volvimos a hacer la revisión completa de los 90 nidos de
lechuza.
Como de todos
los nidos anillados, tanto de chova como de lechuza y tanto los “dúplex” como
los “individuales” registramos el tamaño de puesta y el número de pollos
volados, decidimos analizar esta información, con la ayuda de los amigos Juan Arizaga y
Guillermo Blanco, para ver si había algún tipo de diferencia en el éxito reproductivo de
ambos tipos de nido. Y fruto de este trabajo, acaba de salir publicado un artículo
bien elegante en Bird Study (Villanúa et al., 2023), del que además hay 50
copias para descarga gratuita en el siguiente enlace:
https://www.tandfonline.com/eprint/VRHRXYJDKQIDH7T8KAT9/full?target=10.1080/00063657.2022.2160696
A modo de ultra-resumen,
analizamos 126 eventos reproductivos, de
los cuales 64 eran dúplex (32 lechuzas con 32 chovas) y 62 individuales (26 de
lechuzas y 36 de chovas) y pudimos comprobar cómo la lechuza no variaba sus parámetros
reproductivos, pero sí las chovas, que sacaban adelante más pollos y tenían una
menor tasa de depredación en los nidales compartidos con las lechuzas. No me
digas que no es elegante el resultado!
Con la información
que disponemos no podemos asegurar cuál es la causa última de estas diferencias,
pero pensamos que podrían deberse al efecto “protector” de la lechuza sobre las
chovas, ya que, la primera depreda sobre las ratas / Black Rat (Rattus rattus) y lirones caretos / Garden
dormouse (Eliomys quercinus), que son
uno de los principales depredadores de los nidos de las chovas, y de los que, parece lógico
pensar, va haber una menor abundancia en el entorno del nido de la lechuza. Además, el descenso de los roedores, podría derivar en un efecto “cascada”
con una menor presencia del carnívoro que se los come, la garduña/ Beech Marten (Martes foina), que también depreda sobre los nidos de las chovas. E
incluso la propia lechuza, gracias a sus hábitos nocturnos, podría ejercer
cierta defensa activa sobre este carnívoro también activo durante la
noche, acción que nunca podría hacer la chova.
Garduña fotografiada por el amigo Marcelino en un corral |
Sea por lo que sea, está claro que las chovas
han decidido dejar a un lado las rencillas cuervo-búho para buscarse una vecina
segurata.
Villanúa, D., Arizaga, J., Artázcoz, A.,
Alonso, D., Lizarraga, A., Barbarin, J.M. & Blanco (2023). Nesting associations and breeding
output of Barn Owls Tyto alba and
Red-billed Choughs Pyrrhocorax
pyrrhocorax sharing nest boxes. Bird Study, DOI:
10.1080/00063657.2022.2160696
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