En invierno hace frío y nieva. Esta realidad a veces se nos
olvida, pero los -4ºC y los 9 días seguidos de viento y aguanieve de este
principio de Febrero nos lo han recordado rápidamente. El pasado jueves la
meteorología cambió ligeramente dejando de llover y parando el viento, por lo
que me animé a montar las redes para lechuzas. A las 4:00 sonaba el despertador
y a las 4:30 tenía montada la primera red en una esparraguera a 150 metros de
un corral donde tengo una pareja monitorizada desde hace 3 años que se me
resiste en invierno. Unos cientos de metros más lejos, monté la segunda de las
redes, esta vez en un prado juncal pequeño pero muy aparente y a menos de 100
metros de otro corral donde también tengo un nidal de lechuzas ocupado y con la
hembra y pollos anillados de la primavera de 2017.
Con el tinglado en marcha aparqué en un alto entre los dos
puntos con las ventanillas bajadas y me dispuse a sacar el termo de café y las
magdalenas. Al ir a buscar el desayuno
me encontré el asiento de atrás de la furgo vacío, por lo que supuse que
lo habría dejado olvidado en el primer punto al sacar los reclamos, así que
nada, tuve que ir a revisar aun cuando no había pasado todavía la media hora de
rigor. Las luces del coche iluminaron la bolsa del desayuno en el camino como
era de esperar, pero también a una lechuza blanca volando directa a la red! 26
minutos había tardado este macho en caer!
Bueno, a lo que
vamos, que cuando solté al macho procesado era ya hora de revisar la segunda de
las redes, la del prado juncal. Con los faros del coche la red se veía vacía,
pero parecía estar algo tensa la bolsa de abajo, como si se hubiese enredado
con alguna mata o algo similar, así que me puse el frontal y me acerqué a
desenredarla. Vaya sorpresa gorda cuando compruebo que no se trataba de un
enredón, sino de una lechuza campestre! Los 40 cm de los juncos ocultaban al
pájaro que, estaba claro, había entrado en vuelo rasísimo!
Qué bicho más elegante con esos ojos amarillo limón! Cuando
me dirigía al coche me sonreía yo sólo al pensar en el dicho de “cuando el
grajo vuela bajo hace un frío del carajo”, está claro que con las campestres
pasa lo mismo -4ºC y la campestre a ras de suelo!
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