Cuando trabajas con fauna salvaje aprendes enseguida que uno y uno suman tres, porque a menudo los bichos te sorprenden haciendo exactamente lo contrario de lo que esperas. Eso fué lo que me pasó hace unas semanas haciendo uno de los recorridos de censo de rapaces que aprovechamos para capturar y anillar cernícalos vulgares / Common Kestrel (Falco tinunnculus) y ratoneros / Common Busard (Buteo buteo). Llevaba ya un par de horas de recorrido sin que hubiese conseguido capturar ningún ejemplar cuando a lo lejos vi una rapaz de mediano tamaño posada en un chopo puntiseco. Como estaba de espaldas y no podía asegurar si era un ratonero o no, decidí dejarle la trampa balchatry a la vista y pasar de largo unos 100 metros antes de detenerme a volver a mirarla con el telescopio desde esta nueva posición y confirmar si era o no un ratonero.
Al mirar mejor, comprobé que era un águila calzada / Booted Eagle (Aquila pennata) de morfo oscuro, por lo que lo lógico era que pasase totalmente de mi ratón.
Aun así, decidí darle los 10 minutos de rigor mientras me tomaba un café. Fue sacar el termo y la bicha empezó a mover la cabeza observando en dirección a la trampa. Echando leches saqué la cámara justo para pillarla de mala manera levantando el vuelo y posándose sobre la trampa! Un minuto más tarde la tenía enganchada! Cágate lorito!
Contra todo pronóstico salta hacia la trampa |
Contra todo pronóstico se posa encima! |
Y enganchada! |
A toda prisa llegué hasta ella, como es lógico
sin guantes ni una triste toalla para protegerme de las garras, pero bueno,
tuve la suerte de que la mañana estaba fresca y llevaba un jersey que me vino
de perlas para poder cubrirla y desenredarla sin demasiado riesgo.
Bicho guapo donde los haya! |